De repente entró ella —sí, ella misma— completamente desnuda, con el cabello recogido y con ojos y piel suplicantes. Fue un momento tremendo. Esa mujer hermosa, a quien había observado durante años con ojos de simpatía e interés intelectual, salió de su habitación a la sala en la que me encontraba esperando solo una hoja de contrato para seguir con mi día cualquiera de trámites. La vi de arriba abajo con la sorpresa y la oportunidad correspondientes mientras se acercaba al sofá. Con algo de miedo y una ceja levantada la sentí sentarse a mi lado, poniendo su mano en mi pierna y diciendo:
—Es hora, Leonardo... No aguanto más esto que
siento por ti. Tómame como si fuese ella.
Por algún lado sentí el impulso adolescente de
poseerla allí mismo, sin maquinar tanto, mientras por el otro lado,
contundentemente, se me abrieron el álbum y el diario de mi vida. Sin dejar de
percibir su aliento, su perfume y su calor, aclaré mi garganta antes de mirarla con toda mi
voluntad solo a los ojos y decirle:
—La verdad es que me tomas por sorpresa. Te
confieso que la potencia de este asalto invoca todas mis debilidades, esas, que
no sin fundamento me encosquillan el cuerpo hasta el punto de acoger la duda.
Sin embargo, en este río revuelto de emociones debo conjurar el peligro que tu
acción atrevida me coloca enfrente. No sé si agradecer el regalo. No sé cómo
hacer en este momento para no recibir lo que me ofreces, sabiendo que fue una
decisión difícil de tomar y una acción desprendida de tu parte, dada nuestra
relación hasta hace dos minutos. Es por eso que me levantaré de tu sofá y me
retiraré ahora mismo antes de que cualquiera de mis columnas se derrumbe y
acabe yo como cómplice de un despropósito que dañaría mucho más de lo que
podría construir".
Disimulando mi alteración corporal evidente, traté
de recomponerme mientras caminaba hacia la puerta. En ese momento, cuando
estaba ya dejando la puerta tras de mí, sentí el precario impulso adolescente
de nuevo, y con un rictus que intentaba la seriedad, me devolví lentamente y la
miré una última vez... de arriba a abajo.
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