Oscar es ahora el presidente de una importante planta ensambladora
de automóviles del país. Todos los logros personales y profesionales de Oscar
pueden ojearse en cualquier momento. Su empresa, su familia, todo lo que lo
rodea tiene ese sello distintivo del hombre que creció entre sueños y metas
logradas.
Hace poco fuimos a conversar con su madre, quien nos confió:
-Oscar siempre fue un muchacho inteligente, analítico… curioso
él. Cuando su papá le traía los juguetes, los observaba por un rato y veía por
dónde estaban las uniones, los tornillos, las palancas, y lograba desarmarlos
con tal habilidad, con esa meticulosidad que nosotros, en ese momento, no
entendíamos. Por supuesto, una vez desarmado el juguete, Oscarcito no sabía
cómo armarlo de nuevo y se echaba a llorar. Era un niño muy lindo, muy
gracioso.
Jaime no. Jaime creció en una familia con problemas que no
podían ocultar. Entre los gritos y las indiferencias, no hacía más que ver por
la ventana y cantaba una extraña canción mientras pasaba el rato. No aprendió a
valorar nada nunca. Ahora, Jaime acaba de ser enviado de nuevo a la cárcel.
Hace poco fuimos a conversar con su madre, quien nos confió: